No, no estoy esperando un bebé. No estoy «embarazado»‘, como se suele decir en estos casos. No, espero un «niño», pero de otro tipo. Me he comprado un ordenador nuevo. Y, de nuevo, como cada vez desde que me compraron mis padres mi primer Amstrad CPC 464, cuento las horas y fantaseo pensando en lo rápido que va a funcionar el nuevo equipo, la de cosas que voy a poder hacer con el, lo feliz que me va a hacer…
Así somos los informáticos. Tontos hasta decir basta. No conozco otras profesiones en las que pase esto. No me imagino un albañil llegando por la noche a casa excitado porque en el trabajo le han puesto una hormigonera nueva y contándole a su mujer: «no veas lo bien que hace el hormigón, no hace apenas ruido, está limpita y con la pintura aún sin ensuciar, me voy a pasar toda la noche haciendo hormigón y mañana voy a grabar una comparativa con las otras hormigoneras…». Vamos, que no lo veo. En lo nuestro el salario es algo importante, pero los chismes también. Nos gustan demasiado los gadgets. Es también lo que nos ayuda a no volvernos locos, con tantos cambios (y tan rápidos).
El Jueves, cuando llegue el equipo, le voy a instalar algunas ampliaciones, que podéis ver en la foto. Los detalles del «mini-bicho», cuando esté montado 😀
La única «pena» que tengo: he tenido que vender mi viejo y queridísimo MBP 15″. Ha sido mi primer Mac, y ahora me está dando realmente pena deshacerme de el. Pero las cosas cambian, y hay que cambiar con ellas. Al menos se que estará en buenas manos.