Esta entrada, como la mayoría de las anteriores desde que uso WordPress, la escribo desde mi nueva máquina. Soy lo que se llama un switcher, es decir, uno que ha pasado de otro sistema operativo (típicamente Windows, aunque en mi caso vengo de Linux) a MacOS X. Mi orgullo y adoración se llama MacBook Pro, 15″ Wide Screen, con 2GB de RAM y 160 GB de Disco Duro. Y una historia un tanto rocambolesca.

Este equipo lo pedí mediante el Apple Store de Educación. Me llegó una unidad estropeada. Mal comienzo. Llamé y me lo cambiaron por uno nuevo sin pedirme ninguna explicación. Salvo la espera, una buena experiencia. Al final, me llegó éste que ahora veis.
Bueno, y ¿cómo es que te ha dado por cambiarte?
Hay una firma por ahí (creo que en amiga.org) en la que se dice:
«Linux es para los que odian Windows, FreeBSD para los que aman UNIX».
No he usado nunca FreeBSD (ni ningún *BSD), pero creo que esa frase se podría aplicar también a MacOSX.
He usado Linux desde el 94. En el 95, junto con Antonio Luis Delgado, acabé mi proyecto fin de carrera, un programita multiplataforma, escrito en C++, que igual corría sobre Linux que sobre MSDOS, pero que se escribó íntegramente en Linux. Desde entonces he usado Linux en mayor o menor medida, pero desde 2003 ha sido mi único S.O., tanto en el trabajo como en casa. Así que no se me puede acusar de sospechoso, de odiar a la comunidad de Software Libre, ni de insider de Microsoft, ni de nada raro. Me siento agusto en un UNIX, sea Linux o sea Solaris, o la shell bash mejorada del AmigaOS que incluye características y comandos de UNIX. Pero no soy un fanático de Linux. Hace unos años, en el SIMO de Madrid nos pedían razones para usar Guadalinex en lugar de otras distros Linux. Alfonso de Cala respondió magistralmente (y desde entonces me ha apropiado de la respuesta)
«Guadalinex es libre; eres libre de usarlo y de no usarlo. No voy a darte razones más que ésta: lo uso porque me gusta».
En esta frase hay mucha sabiduría escondida. Por un lado, los talibanes de su distro de Linux, desprecian al resto, probablemente sin conocerla a fondo. Y, por eso, te piden «razones» para el cambio a lo cual inmediatamente te responden con objeciones para hacerlo. Luego no quieren razones. Quieren consignas, dogmas, iluminación de un Gurú. Por otro lado, te pueden dar doscientas razones técnicas para usar un S.O. en lugar de otro, pero el único sentido que tiene para existir un S.O. es permitirte hacer cosas con un ordenador. Y siempre se será más productivo con lo que nos gusta (véase inteligencia emocional). Todo ésto, repito, se aplica al talibán software libre. Hay muchos usuarios que símplemente disfrutan con su Linux (o su Windows) y te dan la razón antes descrita como principal y se quedan tan anchos. Otros, desgraciadamente, te dicen que si no usas lo que a ellos les gusta, una de dos, o eres idiota o un inútil sin conocimientos.
Bueno, al grano. Que me pasado a los Macs. Y que no quiero darle a nadie razones para cambiar. Al final, ya sabéis, la única razón es que seréis más felices con MacOS X y hablaréis maravillas, o no y hablaréis pestes. La situación que me ha llevado a cambiar fue la actualización de mis dos máquinas Linux a la ultima Ubuntu, la 7.04. Llevaba un tiempo con Guadalinex 3, con casi todo funcionando bien, de manera estable, pero esos videos por internet de Beryl y el famoso cubo en el escritorio me hicieron desear u escritorio algo más bonito. A fin de cuentas, había pasado un tiempo desde que me compré mi portátil anterior, un Dell Inspiron 9400 con una ATI x1400 y las distribuciones de Linux ya no son lo que eran. A fin de cuentas Ubuntu es «Linux para seres humanos». Pues que si quieres arroz, Catalina.
Instalé Ubuntu y ¡el desastre!. Las X no se arrancaban aceleradas. Es más, para instalar Ubuntu en el Inspiron 9400 tuve que usar una versión de Ubuntu sin instalador gráfico, cosa de la que me di cuenta después de un rato de «disfrutar» de los encantos del S.L. Tras mucha lucha, mucho leer por foros y páginas de auténticos santos de esos de los que lo documentan todo, conseguí tener Beryl funcionando. Y la Wifi, que no había funcionado con Linux nunca. Y el lector de tarjetas SD que lleva incorporado. Pero entonces comenzamos otra batalla: si el escritorio estaba acelerado, Firefox cascaba viendo vídeos en YouTube. La culpa, del Plug-in de flash, leo en los foros.
Pues no, comunidad Linux. La culpa es del proceso de desarrollo de Software Libre talibanizado.
Despertad. Estamos en 2008. Es intolerable que un S.O. de 2008 necesite reiniciar una wifi desde consola sólo porque se te ha ocurrido suspender el portátil. Estamos en 2008 y no quiero compilar nada si estoy usando una distro user-friendly. La culpa es del excesivo purismo que, en lugar de añadir características a los programas considera que «ser GPL» es algo muy valioso para los usuarios, por encima de «ya es libre y además hace más cosas». Síntomas de ésto es que Linux ya no es el campo donde aparecen las ideas nuevas. Símplemente se reciclan y copian las técnicas de escritorio de los otros dos S.O. (Windows y Mac). Ejemplos de lo anterior es el servidor X. Las XFree86 funcionaban perfectamente. Pero no eran 100% GPL. Se desarrolló el servidor X.org, que tenía nuevos bugs y ¿qué aportaba al usuario?. ¿Ejecutar un servidor X?. Eso ya lo hacía el XFree86. Lo mismo pasó con KDE y Gnome. Y así estamos. En lugar de sumar esfuerzos y avanzar, se reinventa la rueda una y otra vez. ¿Que la gestión de energía funciona?. ¡Cambiémosla y así tenemos a la gente entretenida un rato, que disfruten de ACPI! ¿Que los drivers propietarios de ATI funcionan con las XFree86?. Creemos un nuevo servidor de X con una implementación GPL de los drivers de ATI que te den menos prestaciones.
Y entre los lectores (los que aguanten, claro, presumo que serán usuarios de Windows o Mac disfrutando morbosamente, felicidades si eres de Linux, demuestras tener la mente abierta y criterio propio) los habrá que han dicho, antes de cerrar con un click y un improperio la página:
- este tío no sabe como instalar un servidor X.org y culpa a Linux. Pues claro. Estaba instalando Ubuntu. Que es para tontos, en teoría. Si yo, que sí se instalar un servidor X tengo problemas ¿qué problemas no tendrá un usuario normal?
- ¡pues no uses Linux!. Ya, si en esas estamos, como no me hace feliz perder el tiempo…
- La culpa es de ATI, que no liberaba información sobre sus tarjetas gráficas y no se podían hacer drivers libres en condiciones. Ahora que AMD ha comprado ATI seguro que liberarán las especificaciones y tenemos los super-drivers que nos harán felices… Ya, ya, la culpa siempre es de otro. ¿Y porqué no esperar a eso y no usar unos drivers que hacen infeliz al usuario?. Para la mayoría, GPL son sólo unas siglas, que a algunos nos gustan mucho (a fin de cuentas, esta web tiene licencia GFDL), pero no un artículo de fe.
Tras mucho leer, y mucho pelearme, conseguí que el S.O. estuviera más o menos estable. Y entonces es cuando la idea del Mac comenzó a rondarme por la cabeza. Mi mujer llevaba un año con un MacBook de 13″ blanco en casa y yo lo usaba cada vez más. Sus 20 seg. en arrancar, junto con la posibilidad de tener Firefox (o Flock, que me gusta más) eran demoledores. Así que, al final, he decidido dar el salto definitivo. En otros posts iré contando qué cosas se pueden hacer con esta máquina, en la que un UNIXero se encuentra como pez en el agua. Me he comprado también un Time Capsule y he cerrado el círculo Mac. Ahora, dedico mi tiempo a hacer cosas, y no a administrar el sistema para poder hacer cosas con el ordenador. Y soy más feliz.
Que comiencen los flames 🙂